Cartagena de Indias
como centro turístico del caribe colombiano es muy apetecida por su hermosura
reflejada en las plazas, callejuelas y casas coloniales que le otorgan un
esplendor único. Sin embargo, los atractivos arquitectónicos, culturales y
naturales no son las únicas motivaciones que se tiene para arribar en esta
ciudad.
Las problemáticas
socioeconómicas de los ciudadanos, residentes del corralito de Piedra, denotan
la dificultad de conseguir el sustento diario y cubrir sus necesidades básicas,
es por ello que pensar en dinero fácil, rápido y ágil es muy común entre la
juventud que, entre otras cosas, goza de una belleza singular por pertenecer a
la cultura caribe. La pululación de ofertas económicas por intercambios
sexuales, están a la orden del día y las personas dispuestas a complacer a los
clientes adinerados no se hacen esperar, satisfaciendo sus requerimientos por
grandes cantidades de dinero, aunque esto signifique utilizar a los niños,
niñas y adolescentes para tal fin.
Si bien es cierto que
las condiciones socioeconómicas han jugado un papel preponderante en la
proliferación de este tipo de servicios ilegales, no podemos negar la
coexistencia de otros fenómenos como la violencia intrafamiliar, el abuso de
las drogas, desórdenes afectivos y otras particularidades que se suman a esta
problemática.
Reunión de docente líder Jesús Vergara y miembros del Semillero de investigación |
Las estadísticas
arrojadas por el Dane en Cartagena son alarmantes. Pensar que el casi 20% de
los niños, niñas y adolescentes de nuestra ciudad, que se encuentran cursando
bachillerato han iniciado su vida sexual y generalmente con personas mayores es
una alerta que se enciende para nuestra sociedad. Pues, estos menores son
susceptibles a caer en este tipo de actividades ilegales. Por otro lado, la falta
de proyectos que impacten a toda la comunidad hace que el mensaje, aunque sea
apremiante no quede en la recordación de los ciudadanos y pase desapercibido.
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